Es curioso como creamos espaciosos mundos donde un conjunto de pseudo-aristócratas emplean términos exuberantes para así extender sus nombres con cosas que van más allá del título y el reconocimiento puesto que a ellos se les premian cosas como la buena moral -como si fueran los únicos-
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-Yo la verdad siempre he considerado que deberíamos matar a las personas con Sida, Ramón.
- No cabe duda que tu estupidez es tan larga como el dominio de una ecuación trigonométrica, Julian, y en verdad deberías dejar todos esos disonantes recuerdos que vas escupiendo tras cada paso.
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E incluso una ruidosa hipérbole se ve minimizada ante tus apocalípticas órbitas cafés en las que me pierdo como en un hermoso lago de inmundicia y amor. En dicho lago se besan nuestros repugnantes rostros hasta que las aves gritan, entonces ambos corremos. Desnudos. en direcciones opuestas. Con la idea de escapar de la realidad, la misma que nos quitará nuestra sangre y los huesos quebrantados. Y corremos en direcciones opuestas. Y me encontré con el cadáver de Neruda envuelto en llamas y gargajos. Y corremos en direcciones opuestas. De vez en cuando, mientras corro, me pregunto si las ampollas de los pies son como pequeños universos donde todos nuestros demonios viven en una armoniosa oligarquía tal y como nosotros, me pregunto si ellos aman a una mujer o besan con la misma intensidad de las estrellas, me pregunto si corren en direcciones opuestas. Y me doy cuenta de que si seguimos corriendo en direcciones opuestas eventualmente nuestros cuerpos volverán a encontrarse y así podrán tener sexo.
Ahora estoy solo disfrutando del silencio, es agradable pensar que siempre estará ahí cuando lo necesite. Estoy viendo como llueve fuego azul que incinera lentamente el edificio donde vivía, la escuela, el ayuntamiento. La verdad lo único que me deprime es saber que no es mi cumpleaños, hubiese sido una buena anécdota para Tanatos, yo creo que hasta nos hubiéramos vuelto amigos. También encontré una libreta que lleva por título "Pequeños huérfanos anónimos", es mi tesoro más preciado. Yo nunca conocí realmente a alguien y sin embargo creo que todos me conocieron a mí sin querer. El mundo se acaba, el cigarro se consume y mi único consuelo es que Barbara seguramente morirá mañana.
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Aquí cerca hay cuatro besos, cada uno lleva un sentimiento, el primero tiene odio y está en mi mano derecha, el segundo tiene tristeza y está en las piedras, el tercero lleva felicidad y siempre lo encuentro en mis ojos, el último estaba en mi boca y ahora se dirige a la tuya, yo creo que puedes deducir que lleva.
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