domingo, 16 de julio de 2017

Nuestras Madrugadas

2 AM, hora de sueños y oficios bohemios,
y del silencio arcaico donde se esconden y trabajan.
Esta es la hora de los gritos de rabia y desesperación.
La hora de los gritos de placer, de las parrandas.
Y la hora para ti y para mi. Para no dormir.

Los salmos se caen de entre nuestras manos que
interfieren con la oración y el llanto.
Vuelven los recuerdos con cada trago, horas
largas, cuartos de hotel donde solo estoy yo.
Bares, y besos tristes. Ganas de viajar y delirios.
Somoza ha muerto hoy en Paraguay.
Sehon en Jahaz. yo lo haré en todos lados.
Las risas que ya casi no puedo recordar
me seguirán acompañando.
Son conversaciones que me arrepienten.
Conversaciones que pudieron haber pasado.
Y todas las cosas que casi dije.
Y todas las noches que se alargan un poquito más.

Es la hora en que cantan los cadáveres
y los moribundos y los ladrones.
Las iglesias y los burdeles.
Es cuando el humo sabe dulce
y las botellas te ayudan a no recordar.
La hora cuando los enfermos tienen miedo,
cuando las guerras empiezan,
y cuando los santos y los criminales duermen.
Es la hora de temblores de furia y nostalgia.
De sudor frio. De llorar. De culpa.

Y a la mañana todo queda olvidado, los recuerdos
llamando tras de ti, con arcana familiaridad.
La tormenta la sobrevives, pero nunca acabas igual,
Y nosotros esperamos a vernos de nuevo esta noche.