viernes, 29 de noviembre de 2013

Sin titulo9 por Weisel


Me caga la literatura

Porque es el arte de los hipócritas saltantes
de los que toman café
de los que se abren la cabeza y a todos empapan con sus juguitos desagradables.

Los siento mentirosos.

Me caga la literatura porque es lo mas cerrado y lo mas abierto

Porque no es cierto que les gusta
porque no se saben mas que la melancolía, la luna y las tetas por todos lados
yo se que no les gusta
me caga la literatura.

martes, 19 de noviembre de 2013

Sé que se dice Ma'bella por Áncora

Se vuelve aburrido cazar ilusiones,
Nos acostumbramos a lo impresionante
Está bien si le damos un respiro al alma
Escurriendo el néctar de la melancolía seleccionada,
La angustia que causó dormir en tu cama,
Vida de labios con telarañas.
Y a fin de cuentas ¿qué somos?
Tú ciertamente eres la más bella pretenciosa
Tan astuta en la fingida ingenuidad.
Sólo, me recuesto en el asfalto,
Quieres más, una disculpa, un abrazo,
Destrozar todas las buenas intenciones que quedan,
Mis últimas ofertas a tu corazón.
Pulmones grises, ellos se han vuelto la elección.

Moríamos a menudo y en cuestión de segundos,
Invocábamos al frío como pretexto para tocarnos,
Ardíamos dormidos esperando un milagro,
Bebíamos licores, los más corrientes, los más baratos,
Estallábamos la ausencia con gritos y pureza,
Llorábamos, entonces,
Llorábamos porque todo era en vano,
Ansiaba, por ende, una razón para tenerte,
Romperte las ideas para convertirlas en tacto,
Armarte las palabras para que dijeras "te amo",
Gritarte mis deseos y uno que otro lamento.
Amarte fue en vano, bajo tus pies, sobre mis manos,
Zapatos de cristal te di
Zapatos punzo cortantes cristalizados,
Así fue como te usé y justo ese fue el engaño.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Nos amamos en octubre por Áncora


Tiro los dados apostándole a un corazón. Un revolver gira con una bala dentro que perfora mi cabeza creando un agujero. El agujero se convierte en el eco de las miles de voces de aquellos niños que corean tu genésico nombre a los mares más profundos que estos ojos han visto, ojos hundidos en la vacuidad de un deseo que susurra sus lamentos a los oídos de un ciego con la idea de crear imágenes antropomórficas que sobrepasen los paradigmas de la perfección. Deseos que nadan alrededor de islas infinitas donde abundan las ideas más bellas que una mente inocente pueda concebir. Y si hablamos de concebir ¿Por qué no de conceder? Y tratándose de conceder ¿Por qué no me concedes unos minutos más en este eterno Apocalipsis que nos tocó vivir? Podríamos mirar al cielo, infinito, en llamas (y nosotros reiríamos). Veríamos las aguas evaporarse y sentiríamos nuestras gargantas secas (y nosotros reiríamos). Apreciaríamos la muerte de una ilusión colectiva en búsqueda de una dualidad entre el cariño y la lujuria (y nosotros reiríamos). Y es que no podríamos hacer nada más que reír ante la angustia de la vida al no poder separar nuestros labios que, ya viejos y cansados, se petrificaron y quedaron pegados. Entonces no puedo evitar imaginarnos en un carro manejando por la autopista en nuestros atuendos de verano, tú tan ladrona, yo tan ladrón, ambos tan efímeros. Efímeros, sí, pero jamás taciturnos. Entonces no puedo evitar sentir que chocamos, chocamos por mi debilidad ante ver tu rostro con la esperanza de que me digas algo.
Dime algo, cántame al oído o susúrrame aquel inerte suspiro que con gran razón ganó guerras y detuvo alaridos. Grita algo, destrúyeme los tímpanos pero nunca dejes de llenarme de delirios.
Entonces pienso que si alguna nota se guarda entre los murmuros de tus muros, un lienzo se quedará en tu cama y un beso en tu mejilla hasta que se te marchite el alma. Y si esa alma tuya decide marchitarse, sin duda sería el primero en la línea para recibir el ataque. Y es curioso como ya no queda mucho o tal vez nunca hubo nada de tiempo para contar las innumerables veces dejé en el viento tu nombre, pero aparentemente cada una de ellas voló hasta donde tú te escondes. Ciertamente éramos extraños bien conocidos que jamás se dignaron al tacto de sus latidos pero ahora el momento parece tan cercano, tan preciso, que la idea es palpable, la sensación tangible y el deseo inmune ante los turbulentos ríos de la incertidumbre de un mañana empañado por nuestros alientos enaltecidos.
Tiro los dados apostándole a un corazón. El revolver cargado. Los versos escupidos. Los cuerpos tallados. Los alientos en camino. Pero ¿De qué me sirve apostarle a un corazón que desde un principio era mío?

viernes, 15 de noviembre de 2013

Koimetirion por Desespoir


Capitulo 1
Arboles Muertos (El Fracaso del Infinito)
     
     Esta noche fue la primera en la cual descanse, y sone un tiempo lejano. Había cerrado los ojos y la selva se convirtió en hielo, y el hielo en agua, el agua en desierto, y este como en el principio. La selva se evaporo, y la busque y solo halle hielo. El hielo se esfumo, y lo aspire y solo inhale agua. El agua se desintegro, y la toque, y acaricie un desierto. En la tierra dura, seca y caliente me dormí, y desperté en tierra fértil y húmeda. Y así pasa el tiempo para mi, así lo ven mis ojos y así lo percibe mi tacto. Esa noche recosté mi cabeza en el suelo, e imagine que me deshacía a cuerdas, eran cuerdas blandas, interlazadas entre si, formaban como liquido el contorno de mi mente, y hacían de mi cuerpo una figura, y se estiraban flojamente hasta convertirme en fibras de lo que antes era. Mis pensamientos salían de mi figura, y mi corazón estaba atrapado, pero no ante hilos, pero mas bien en el centro de la luna gris. Sentí purificarme, y elevarme a los astros, y unirme con todo lo que había sido y todo lo que sera. Entonces yo no era yo, si no uno... todo. Yo era un dios.
     Cuando abrí los ojos ellos ya estaban ahí, mirándome, y me rodeaban. Sus cuerpos eran blandos, pero de piel dura, destapada, desprotegida, mía, y desnuda. Sus ojos espejos de los míos, y su aliento el reflejo. No sentí miedo, pues eran como yo, y nuestras sombras se confundían entre si. Aun me miraban, confundidos, intrigados; sin decir una sola palabra se voltearon, de repente. Mas no se habian ido, solo permanecían inmóviles durante un largo rato, un tiempo. Me pare.
     En el tiempo que me pare no deje de verlos, observe como en esos escasos segundos su piel blanca se quemaba y volvía café. Mi piel de plata también se derretía, y en mi cuerpo era plata, y al tocar el piso, era cobre. Lloramos, ellos se habían exiliado a si mismos, por primera vez, y yo también era un exiliado. Les pertenecía ahora, y ellos mas a mi. Desterrados de nuestra propia carne, expulsados de nuestras pieles. Les hable y me entendieron. Ni yo había hablado hasta ahora ni ellos escuchado a alguien antes, pero nos entendimos. Eso era lo importante, que la unión se haya formado y apretado nuestras venas contra las arterias, enredándolas con los demás, encendidas, quemando todo lo que nos separaba.
     Escuche un susurro que me decía palabras cuyo significado ignoraba pero entendía sin propósito y finalmente derramaba ante mis ojos con sus movimientos tan bruscos como los pájaros que rodean la incertidumbre y de esta al roedor. Yo era cazador y presa, y ellos eran enemigos y hermanos. Ambos nos habíamos convertido en un momento sujeto al momento adyacente. Eramos fuego. Comenzamos a caminar, ellos me seguían a mi, seguían mis pasos como una bestia ante carne fresca, seguían mis pasos sin cuestionarme dirección, y seguían mis pasos como si fueran a ir hasta el fin del mundo sin mi. Seguían mis pasos, y yo, caminaba con los ojos cerrados.
     Aveces alguien se quedaba atrás, y aveces morían. Sus restos se descomponían y formaban el suelo. La tierra los consumía y ellos eran devorados por los espíritus que nacen y mueren dentro de un espacio único y que difuminan la linea que existe entre existir y el parpadeo del sol. De ellos crecían arboles, diferentes a los de la selva. Y si había desierto, el árbol crecía muerto. Seguimos caminando, hasta que nos dio hambre. Entonces comenzamos a correr. Entre mas avanzábamos mas notábamos que había bestias en todos lados. Había monstruos grandes y animales chicos. Las bestias grandes se comían a las chicas. Era el orden de la vida y el destino incambiable, escrito en la sangre de los devorados. Nosotros tallamos los huesos que sobraron e hicimos armas. Con ellas matamos a los destructores del mundo salvaje. Los tambores sonaron. El grito de la piel rompió con la claridad que se sentía durante la calma. Los grandes se comen a los chicos, y nosotros nos comemos a los grandes. Quebramos el orden de un universo que no entendemos, y fuimos marginados por eso. Habíamos destrozado y despedazado el sagrado orden, así como los cuerpos de quienes intentaban sobrevivir.
     Eramos devoradores. Nos paramos y volteamos atrás, y los arboles que dejamos eran muchos, pero nosotros eramos aun mas. El sol era dorado, brillando en su trono invencible, invisible, e indivisible. Nuestra piel seguía siendo café, iluminada por el sol era color tierra y diamante. Nuestros músculos se hacían notar ante el, nuestra piel era lisa y alguien trazaba perfectamente cada rincón de ella, cada gota de sudor resbalando por nuestros pechos, y cada cabello sobre nuestra cara.
     Permanecíamos desnudos, agarramos la piel de las bestias y nos cubrimos, incorporándola a un ritual tan innovador como antiguo. Aun teníamos hambre, así que seguimos corriendo. Nos cegamos los ojos para ir mas rápido. Pasamos por almas muertas y troncos desorientados, y dejamos en nada lo que nos había dado todo, y el iniciador se perdió hace tiempo. Hace tiempo.  Apretamos nuestras armas para golpear mas fuerte. Un golpe de un objeto blando y el subconsciente cae en un mar de profundidades internamente cálidas. Devoramos todo lo que había en frente y nunca volteamos hacia atrás a ver las consecuencias. No había consecuencias en un mundo nuevo donde no había reglas, eramos los amos del universo.

     Aveces nos parábamos a descansar. Hundíamos el tacto en el blando matiz de lo que alguna vez llamo nuestros nombres. Permanecíamos al lado de lo que parecía un titan, y era solo un espejo... que se quiebra. A los huesos les pusimos piedras, y las piedras las afilamos, y afilamos nuestra vista, y afilamos nuestros dientes, y afilamos nuestros corazones, y los formamos, y nos afilamos hasta rasgar nuestro grito, y con las piedras afiladas afilamos las demás, e hicimos reflejos. De los titanes surgieron dioses, y eran mis piedras. Ellos aun me seguían, pero ya no eran mis sombras, eran los espejos de ellos mismos y fueron mis semejantes. Parecía que con esa realización vino el frío, y el sol nos abandonaba... Padre.
     Nos habíamos cansado de correr, nos quedamos parados, y me dieron la espalda.
     Me senté, observe mi alrededor. Habíamos llegado tan lejos. Pareciera que nos hubiéramos mutilado, poniéndonos al mismo tiempo las alas de las aves, pareciera que hubiéramos volado. Mas lejos de lo que nosotros hubiéramos imaginado. Como si el suelo nos quisiera aquí y nos hubiera derramado ante un espacio que era como un obelisco en movimiento, destruido y de las ruinas volver a salir, nosotros. Habíamos cambiado tanto. Eramos los mas grandes, eramos el cielo y la tierra y los mares y la noche y las piedras y las estrellas y eramos los mas grandes. Pero ahora, que habíamos recorrido toda la tierra y devorado todas las bestias, no sabíamos que hacer. Seguí observando. Camine a un arbol y comi de su fruta. Me gusto. Les di de probar a todos, y ya no ibamos a los desiertos ni a las aguas. Este tiempo fue tranquilo, senti que perdia mi escencia. Descubrimos las semillas y como sembrarlas. Hacia mucho tiempo que no corriamos, solo nos estampabamos, viendo la misma mirada con distintas tardes. Ellos iban y venian, vivian y desaparecian, y dejaban arboles. Pero yo, permanecia.
     Escogiamos raices y nos uniamos a ellas, fundiendo nuestras alas con las venas enredadas del suelo, y permaneciamos. Algunos se iban, a buscar mas semillas, diferentes frutas, diferentes formas de vida y diferentes trampas traspasadas, otras miradas con diferentes tardes. El sol era un fuego que se derretia, y la luz caia como gotas de agua que inundaban la piel llena de cenizas que nos cubria. Otros corrian de nuevo. Yo queria hacerlo tambien, pero no podia, porque sabia que me seguirian y ya estaban cansado, y querian descansar y recolectar fruta, y hacer joyas y dibujar a los dioses en piedra.
     En alguna ocasion recuerdo que me dijeron que tenian miedo de que yo los dejara solos, y les dije que nunca lo haria. Ellos me creyeron. Nunca lo haria, fue lo que les dije. Habiamos llegado tan lejos, y nunca nos preocupamos de nada, y el tiempo solo pasaba, solo se esfumaba de nuestras manos, y en nuestras manos el fuego que consumia las cuerdas de nuestras vidas. Nos habiamos agarrado de las manos hace miles de anos. Nunca...
     Pero quiero correr, quiero devorar. Intento cerrar los ojos y recuerdo que hace mucho que no los cierro. Descanso mis parpados. Pienso cuando eramos jovenes. Corriamos por comida y haciamos armas para no ser pequenos. Todo era a la suerte, y ya no, pero yo soy joven aun. Pienso en el sueno de aquella vez. Yo me elevaba a los astros, y formaba parte de los cosmos. Podia ver todo el tiempo y el espacio extendidos ante mi. Sabia todo lo que habia pasado y pasaria. Todo lo conocido y lo por saber. Conocia todos mis futuros movimientos. Era logico. Me habia convertido en un dios, asi como el sol y como las lluvias, y ellos pueden crear, y hacer lo que quieren. Si un dios tiene tanto poder como para existir fuera de tiempo, por que veia mis futuros movimientos? Estoy sujeto a ellos? entonces, realmente era un dios? Ese pensamiento me dio miedo. Habia sido un sueno, pero, que es lo que fui? Parpadeo y estoy rodeado de paredes, y todo esta obscuro. Me levanto y siento frio. Encuentro una puerta. El sol quema mis ojos, siento cada gota de luz expandirse ante mis manos.
     Ellos se han reproducido como bestial inmortales, y sus numeros aumentan cada vez por la pendiente de una recta de 90 grados. De piedra han hecho su morada y de su morada han hecho su tumba. Levantaron muros y construyeron casas, mas no hogares. Se cubren completamente.  En el centro de la ciudad estoy yo, durmiendo en un templo. El templo es una piramide, y es de piedras preciosas, y tiene murales hechos para mi. Me ven y se incan, comienzan a adorarme. Yo no he hecho nada. Se siente extrano, como si me apuntaran con sus lanzas y me dijeran que soy un animal, y que no me pueden cazar. Han construido una ciudad al rededor de mi. Ya se han olvidado de como eramos. Se olvidaron de los tiempos donde corriamos. Donde nuestros pies eran serpientes que dominaban el suelo que pisaban y devoraban las nubes infinitas.
     Pintan a las bestias en vez de comerselas. Crean dioses y los alaban. Y en medio de toda esta confusion y toda la locura estoy yo. Es un cambio muy grande, pero parecen felices. Parecian felices antes tambien. El viento pasaba por nuestros cuerpos desnudos y corriamos sin abrir los ojos hasta que llegabamos a un lugar desconocido y despues nos aventabamos al abismo. Dicen que hay mas ciudades como esta, hay una dedicada a mi. La ciudad de los dioses. Dioses? Yo no soy un dios mas que en suenos. Recuerdo algo que pense hace tiempo. "Hemos llegado tan lejos."
     Dije que tenia hambre, y me trajeron un corazon. Sin sangre que lo alimente, el sol no volvera a salir. El organo era de uno de ellos, y me dieron la sangre en la copa sagrada del poder y el conocimiento. Todo era de oro, inclusive la sangre.  La ciudad era el sol. No importa cuanta agua me tome, o con cuanta me lave, la sangre no se quitara nunca mas de la faz de mi cara. Mi piel se torna roja.
     Trajeron ante mi una mujer, y decian que era la mas bonita de la ciudad, y que bailaria para mi esa noche.Sus cabellos eran perfectamente negros, oscureciendo la negra noche. Recorde cuando el tiempo y el espacio se extendian ante mi. Ahora el sol se derretia a rayos de luz y su cuerpo se veia bonito contra el mio. Pasaron las horas en segudnos y yo me encontraba dentro del templo. Cada pared estaba decorada de oro y obsidiano. las figuras se hayaban talladas y contaban la historia de nuestra llegada aqui. Hemos llegado tan lejos. El oro reflejaba las caras de los sufridos y de los tormentos que los hacian existir.
     Se escuchan golpes, pero acomodados en un ritmo agradable. Sale la muchacha y comienza a bailar. Realmente si era hermosa. Era obsidiano en movimiento. Me acerco para contemplarla mejor. No era ella. Era un sacerdote. Le habian quitado la piel y el se la habia puesto. Mmire su cara, y no era de una felicidad comun, era de un placer extrano, malvado, de una exitacion, de un extasis. Este era el extasis de oro.
     Recuerdo mi sueno de nuevo. Me unia al universo y sentia placer. El se une a ella en su cuerpo mortal. De nuevo siento miedo. Que era? En que me habia convertido? Me habia convertido en lo mismo que lo que el sacerdote era en estos momentos. Un mortal en la piel de alguien mas, su cara sonriente coincide con la de ella, y ella murio feliz. Pero yo no muero. Ellos si. No se porque, pero ella vivira por siempre. Sus pasos por la tierra son tan fugaces, tan efimeros, parecen irreales. Parecen suenos dentro de un sueno, ahorcado en percepciones desorientadas.
     Me pregunto a donde van cuando mueren, y a donde ire yo. Un lugar, lugar, lugar, tal vez no es lugar, si no un plano. O desaparecemos. O de nuestros cuerpos surgen otros, como arboles, el mio no llegara, pero llegaria diferente al de ellos, o eso quiero pensar. Volteo a las estrellas, eran como mi sueno. Ellos eran felices. Ya no me necesitaban. Ellos no eran los mismos que corrian conmigo, y a ellos no les he prometido nada. Yo queria devorar mas. Solo sangre me quitaba la sangre del rostro. Comienzo a elevarme. Siento la piel desgarrarse. Siento el sol dentro de mi. se funde con mi corazon y ambos se desintegran. Las ciudades se destruyeron, se hicieron mas grandes, y se mataban entre si. Las bestias grandes se comen a las chicas. Nosotros a las grandes. Ahora ellos quieren ser titanes y comerse a ellos mismo. Quieren ser dioses. La ciudad de los dioses se quema. Una mas grande la reemplaza y todo pasa tan rapido. No me siento extender, no me siento purificarme. No estoy unido con nada, nada mas que a ellos. Y ellos no son puros. Me impiden deshacerme a cuerdas, a todo, y de todo solo me evaporo a un recuerdo. La sangre se quema. Comienzo a correr.

Capitulo dos
Exiliacion (Purificacion de la Existencia)

     Despues de un tiempo no pude moverme, y permaneci en silencio. Nno en quietud, ni inmovilidad; silencio. No habia moviemiento, ni siquiera respiracion. Se que inhalaba, lento, en forma casi innecesaria, ininterrumpida. Exhalaba, el aire apagado desapareciendo ante mi aliento muerto. Helado y deforme. No habia luz. Obscuridad. Obscuridad. Silencio. Totalidad. Obscuridad. Soy uno con todo y todo soy yo, y en todo esta la destruccion, y muero. Se que muero, porque cada respiro es un segundo menos de vida, y que prueba mayor, que la vida misma, y el sufrimiento inagotable, y el cansancio unico, y el dolor insoportable, para saber, que como vivo muero, y como muero, existo. Siento una paz interna, y a la vez, y sin explicarme, no puedo sentir nada. Me hundo en mis pensamientos, cierro los ojos y ya no los abro.
     Recuerdo mis estudios. Desde pequeno, seras fraile, seras monje, seras sacerdote, seras un hijo de Dios, y seras Dios mismo. toda mi vida estudiando eso. Latin, escribir, leer, no era nada nuevo. "Al principio, no habia nada, solo oscuridad, y Dios dijo: -Hagase la luz- y asi fie, y hubo luz, y Dios vio que esto era bueno, y separo la luz de las tinieblas, y a la luz le llamo dia, y a las tinieblas noche, y a cada uno le hizo una escencia, y se hicieron el sol y la luna. Y oscurecio, y amanecio, y fue el dia uno, y Dios hizo a las estrellas, y las desparramo por los cielos, y vio que esto era bueno, y oscurecio, y amanecio, y fue el dia dos..." Asi continua hasta llegar al dia siete. Divago. Olvido, y recuerdo quebrado.
     Entonces Dios cerro los ojos, y ya no los abrio, y oscurecio, y ya no amanecio. y fue el dia cero. Y yo abri los ojos, y yo era Dios. Y amanecio, pero era el dia cero, y vi que estoy no era bueno. Y me senti solo. Estaba vacio. Era un hueco que me consumia y todo me respondia que estaria muy muy bien, mientras la casa y la ciudad se quema. Necesito buscar alguien, algo... en otro lugar.
    Me levanto, y yo era Dios. Camino hasta la orilla del mar. Contemplo las olas, como revolotean y combaten entre si, unas aplastando a las otras y esas tambien son sometidas.  Los mares son fieras hambrientas, arpias, sin cabeza y sin brazos, y solo saben avanzar con los dientes.  Son azules, verdes, blancas, sangre... azules. De las aguas surge un barco, y en el se sube gente. Me subo yo tambien. Iremos a buscar algo que llene este vacio. Y yo era Dios, y era el dia cero. El dia que nunca termina. Partimos hacia lo desconocido. Y vi que esto era bueno. Nos perdemos y vamos sin rumbo. Imposible saber a donde llegaremos, imposible reconocernos ya. Tal ves nos esfumemos en el fin de la tierra, disolvamos nuestra existencia a meras cuerdas. Vibro. Las cuerdas vibran y unen a todo. Soy elastico. Me estiro, me retuerzo y muero. En la noche la luna brilla. El corazon de Dios esta atrapado ahi. Me bajo al mar y las olas estan frias. Las gotas resbalan por mi piel. Desconozco lo que hay debajo de mi, no me importa. Lo inconcebible al paladar de mis dedos, al roce de mis brazos, al sentido de mi espalda, y el tiempo se detiene.
     Entro a un nuevo tiempo, aqui, el mio es infinitamente lento, el agua no es liquida, porque no hay tiempo de que lo sea, aqui todo pasa tan rapido, y hay gente como nosotros. Se paran en el agua, y aqui tienen su ciudad, y hacen las mismas cosas que nosotros, pero son eternos, y millones de veces mas efimeros que nosotros. Sus anos eran mas que segundos para nosotros, y ni a eso llegaban. podrian pararse toda su vida viendonos de frente, y nosotros no lo percibiriamos, de tan rapido que fuera la accion. Me pregunto si ellos me podian ver a mi ahora, que me muevo, y que soy como ellos.
     Llegamos a nuevas tierras, eran extranas, desconocidas pero con recuerdos familiares. Habia muchos arboles, recuerdo los arboles. Adentramos a ellas y no habia nada mas que eso, escuchamos ruido y de pronto, una persona se nos aproxima. Su piel es morena, las nuestras blancas. Nos habla y no le entendemos. Estaba casi desnudo. Nuestra armadura plateada brillaba contra el sol.
     Vimos en su rostro tanto fascinacion como temor. Eso es la combinacion que hace la adoracion. Nos adoraba. Como nosotros a las cruces que son las tumbas. Como nosotros a Dios. Sus ojos me miraban, me decian que yo era su Dios. El me pertenecia. Se paro, un poco jorobado, apreto su lanza, y nosotros teniamos escopetas. El cielo se volvio rojo. Las nubes se formaban y desaparecian en cuestion de tiempo. Lagrimas caian, no sin antes haber corrido por la mejilla. Al caer al piso se asemejaba a la sangre. Su cabello negro permanecia negro. Me miraba a los ojos. Nuestro cabello negro se hizo largo, como el de el, luego se hizo blanco. Y me miraba a los ojos. Y yo era Dios. Me acerque a el, y el no retrocedio, y me miraba a los ojos. Recuerdo haber dicho -El fuego, el dejar de respirar, esa, es la verdadera purificacion... y yo vengo a purificarte.-
      Me abrazo y escuche un sordo "Gracias". Esto me llenaba. Necesitaba purificar a la gente, me daba un proposito y no me dejaba como una mentira mas. Cuando volteo ya no habia barcos, ni mar, en frente solo habia una selva y 3 grandes ciudades. Cada ciudad tenia un templo, una piramide, otras tenian mas. En las piramides incrustadas en oro las figuras de ellos mismos. El sol, cuando lo ilumino. En la primer piramide, un amanecer, el fuego guerrero que cruza el cielo cada dia. En la segunda, una luna, donde durmio. Y en la tercera, no habia nada. 
     Caminamos y aveces el hablaba, aveces yo. Nunca nos entendiamos. Note que en momentos los arboles dejaban de serlo, por uno que era dierente a los demas. De la base, hacia abajo del tronco habia brazos, piernas, una cabeza en algun lugar, aveces en otro, aveces en varios lugares, aveces varias cabezas. En la ciudad del tempo vacio, habia un arbol, torcido, muerto, gigante, lleno de espinas que eran como hojas. Las puntas parecian cortar el aire como habian cortado la piel del arbol. Esos pedazos vacion formaban anillos alrededor del arbol. Entre mas nos acercabamos, mas lento parecia el tiempo, pero aun asi el cielo se nublo y llovio como nunca habia llovido antes, no en mis tierras. Yo ahi no tenia poder, no eran ya mis tierras, no como aqui, aqui yo era un Dios. Estaba solo alla.
     Era una nueva era, y se comenzaba de la nada. Obscurecio, y amanecio, y fue el dia primero. Los exiliados ya lo eran y ahora tambien yo lo seria. Cerre los ojos. Seguimos caminando hasta llegar a un rio. Ahi descansamos 3,051 noches, y seis dias. despues de 73368 horas, me movi. No me habia movido en siglos. Me llevaron primero a la ciudad con ese arbol. Estaba desierta. Solo habia templos, ninguno era casa. Todos solamente templos.
     En medio el arbol extrano. Empezaron a cantar en su idioma. No era un canto alegre, era solemne, lento, apagado. Como si siempre estuviera ahi, como si ellos no cantaran, y en este lugar solo eso se escuchara... eternamente. Yo recorde uno de los cantos de misa, una para difuntos. Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison. Senor ten piedad, Cristo ten piedad, Senor ten piedad. Un coro empeszaba, a destiempo de este, otro, y otro, y solo eso repetian, una y otra vez. Pasamos los templos menores, deteniendonos ante cada uno. Habia un silencio, y cantaban de nuevo. En su unisono perfecto, luego en sus acordes negros.
     Caminabamos, la secuencia se repetia en cada templo. Llegamos a un lugar abierto, pero con la atmosfera tan densa, que me maree. Vi los astros ante mi, yo iba, desaparecia, regresaba, el cielo era azul, y rojo, y verde, y amarillo, y negro, y rojo, y verde, y amarillo, y negro, y rojo, y sangre. Me dieron de beber algo desconocido para mi. Yo no estaba ahi, me habia elevado, habia extendido mi destino por los cielos, y mas alla aun.
     Duermo ahora, tranquilamente. Duermo. Antes de saber que habia pasado me encontraba en la cima de la piramide. Tambien en la cima del templo. Era de noche, y estoy viendo todo. Veo el mundo a mis pies. Este es mi nuevo imperio, y yo soy su dios. Se pararon ante mi, y me quitaron mi casco, y me dieron unas plumas, una corona de plumas, mas bien. Es como si me reconocieran como su rey. Me quitaron la espada, y me dieron un cuchillo negro, de obsidiano. Pusieron una persona ante mi. Mme apuntaron a su corazon. Intento procesar la informacion. No. Dejo de pensar, le entierro el cuchillo en el pecho, de aqui no corre ya la sangre. Esto es la purificacion. Y yo tengo que purificarlos. Esto se repite. Cada corazon palpa entre mis manos. La luna esta roja. Los dioses de la locura y el silencio sangran, han muerto. El sol saldra de nuevo. Que somos? Soy tan efimero y poco importante? No. Eres mas que eso. Por ti sale la esfera cada dia. El cuchillo corta la piel. Por que? Por la vida eterna. El cuchillo se hunde mas. Por la purificacion. La sangre sale a chorros, entre mis dedos.
     Ellos no eran humanos, eran impuros. Amanece y llego con las personas de piel plateada. Agarramos las espadas benditas. Montamos los caballos de oro. Y marchamos. Les prometemos regreso a mi nueva raza. Desaparecemos.
     Tres noches pasan y llegamos a un pueblo chico de los de la piel manchada. Les cortamos los pies para que al caminar puedan llegar al camino verdadero. Les cortamos la cabeza para despojarlos del pecado que corre en sus venas. Los quemamos. Eso, el fuego, el dejar de respirar, es la verdadera purificacion. Esperen! Tomemos su oro para que sepan que como el liso metal, ellos brillaran entre las estrellas.
     -Que poetico!- Exclamaron todos. Me tranquilize, pues ya no sabia que hacer, y ahora tenia un nuevo proposito para mi gente. Despues de 53,297 hombres, 49,368 mujeres, 5 espejos, y 50 noches, lo habiamos logrado. Estan con Dios. Solo faltan tres ciudades. La luna ya estaba roja. Habiamos regresado. Purificados! No opusieron resistencia. Solo aceptaron su destino. El templo lunar se habia tenido de color sangre. El oro no, ese era representacion de cada alma salvada. Teniamos que guardarlo, era nuestro tesoro escondido. Difumando. La ciudad de la nada, del arbol y de los cantos. Purificados! Aun escuchamos sus ominosos cantos, Cristo ten piedad. Ellos no tenian oro, asi que quemamos los templos. Eso es lo que hubiera ocurrido, pero cada templo era de el metal femenino, y recordamos las viejas historias de una ciudad de oro. Este era el Eden. Marcamos el lugar con una cruz. La colocamos en seguida del arbol, y la prendimos. El cielo rojo se vuelve purpura. El sol, su ciudad. Purificados! Habiamos perdido. Todos habian sido purificados, y nosotros teniamos todo el oro, pero en el proceso nos habiamos perdido a nosotros mismos. Habiamos dejado descendencia mixta, y esta se mezclo mas, y nuestros nietos eran tanto nuestros como suyos. Era una nueva raza, y ellos no podian ser purificados. Pronto nos rebasaron en cantidad, habiamos conquistado para ser conquistados. Sngre de plata y sangre roja hace una combinacion a gris. Ni blanco, ni negro, e imposible de separar. Aun nos quedo el oro, pero no podremos mas, ni luchar, ni seguir adelante, no puedo moverme... permanezco en silencio.

Capitulo 3
Desintegracion (Manos Rojas)

     Me despierto, es hora de trabajar. El dia esta despejado. Me levanto para encontrar que anoche dormi con la ropa puesta, lo cual no es inusual, pero hacia mucho tiempo que no lo hacia. Misma rutina de siempre, me levanto, me estiro (aun no estoy tan viejo, solo un poco cansado), como de lo que deje ayer en la cena, le doy de comer al perro y a las cabras, y comienzo a trabajar la tierra. Termino mis labores y es tiempo de un descanso, les doy comida a los animales de nuevo. Trabajo. Estos dian han sido duros. Mucho que hacer, poca tierra para hacerlo. Presion de las autoridades. Me quejo. Me duermo, no me quite la ropa. De nuevo todo. Y otra vez. Los dias se confunden entre si, el cielo pasa de noche a dia y de dia a noche. Rapido, mas rapido, y finalmente se funden a un gris monotono. Me despierto, es hora de trabajar. El dia esta nublado. Que raro, aqui nunca es asi. Les doy de comer a las cabras. Me ven con ojos endemoniados, como si estuvieran furiosas. Como si me fueran a morder en ese mismo instante. Sangre. Sangre corre por mi mano y cae, una figura con forma de mordida se empieza a hacer notar en mi mano. Rezo y les cuelgo un crucifijo. Mi sangre cae en el crucifijo, se une al Cristo que llora, el llanto se mezcla con el liquido rojo. Les quema la piel y me ven con los mismos ojos de siempre, y es una tarde distinta. Comen lo que les doy, no se quejan, no protestan, nada, solo comen, como si no tuvieran cerebro, ni pudieran decir nada. Solo son animales, me repito a mi mismo, entonces pierden cada atributo humano que les habia dado. No espera, eso no me gusta, mejor algo mas. Pero no dicen nada. Nunca. Como si no estuvieran vivas. Estoy muerto! Estoy muerto! Estoy muerto! Recojo la comida que les puse ayer y la reemplazo con la nueva. Nunca comen. Espanto las moscas y tallo sus huesos. Limpios. Estoy muerto! Un poco de carne aun se apega a ellos. Lo arranco. Cenare de nuevo esto. Me comen y me como a mi mismo. Entro a la casa a lavarme las heridas. Dicen en la ciudad que el mundo se dividira en dos. Yo no les creo. Habra un lado derecho y uno izquierdo, o eso dicen, yo no se cual es cual y por eso no se la diferencia. Si me voy con el derecho todo seguira igual, o peor. Si me voy con el izquierdo sere libre, pero ya soy libre. Puedo decir lo que quiera, escribir lo que quiera, pensar lo que quiera. Puedo gritarle al cielo si me place. Nunca me ha respondido. Como saber cual es cual lado? Como saber cual es el bueno? El bueno lucha por lo que cree, y lo defiende hasta la muerte. Que no ambos lados hacen eso? Entonces como lo decido? Respondeme cielo! Responde!Como lo pense, la respuesta es azul, y aveces gris, hoy morado. Me llega el aviso entre el pico de un halcon, no le tengo miedo, agarro el aviso y el halcon pasa a jugar con mis cabras. Me dice que vaya a la ciudad a elegir un lado.
     Llego y no hay nadie, la ciudad se llena de paredes pintadas, hay hombres llorando, hay hombres encadenados, y hay humanos que no parecen humanos. Hay personas gritando a media calle. Estaba sola. Hay un hombre con una multitud al rededor de el, y todos son yo. Las personas se visten con ropa buena, ropa negra, pero a lo lejos se ven, son personas buenas, dicen, ellos tienen una bandera que dice "Derecha", y yo los veo a lo lejos. Quiero ser como ellos, tener buena ropa, comer bien, quiero ser de ese lado. Por otro lado no pertenezco, de este lado, que supongo que es el lado izquierdo, toda la gente mide igual, se visten igual, no son diferentes, no son personas, soy yo, solamente. El hombre del medio (yo) esta gritando. No alcanzo a escuchar pero estan a favor, yo tambien. Son mis reflejos, y mis sombras. Son mis batallas y mis suenos, son mis historias contadas, y no puedo abandonarlos. Salgo corriendo y cruzo el rio. En el agua se ve la pintura que manchaba las paredes, esta derramada, limpia y pura, y deja de ensuciar mi mente. Meto la mano y se pinta de cielo claro. Por otro lado una flor, y la flor es blanca y es tiempo de cambiar a algo mas util. El negro mancha mi cara, y corro a mi casa. Tengo que buscar algo. No se que. Enciendo la luz. Prendo la vela y lo encuentro. Mi guadana. Salgo a la calle donde me estoy esperando. Salimos en multitud, y vamos por sangre. Los murales no lo dictan que asi debe ser, el hombre grito algo sobre muerte y revolucion. Yo quiero ser libre, mas libre aun. Veo un hombre azul. Corto. Mi ropa de siempre, y siempre blanca, ahora es roja. Rojo es el color de la victoria. Somos uno. Somos todos.

Capitulo 4
Distancia (Truenos)

     Salgo a la calle, y no hay nadie. Me incomodo. Tiene que haberlo, tiempos asi no dan lugar para el silencio. Todo esta mas  destrozado y mas abastesado, y mas intenso, y mas caro, y mas que antes, y mas que ayer, y menos que manana. Me doy cuenta de que solo intento sobrevivir, pero se que eso no es cierto cuando el sobrevivir implica una vida digna. Cuando los precios suben la gente se enoja, y sale a protestar. Ahora no, es como si todos estuvieran muertos. Me encuentro como la ultima persona viva. No hay nada mas triste que estar en guerra y ser el unico luchando. El cielo se nubla. El relampago cae pirmero, y despues el trueno, como un disparo. La persona enseguida de mi cae muerta, desangrando por una bala en la cabeza. La sangre formando un charco, ardiente, casi quemandose. Me alejo para no arder. Las gotas comienzan a caer, explotando en el impacto con la tierra, golpeandola y azotandola miles de veces por segundo. Una gota cae sobre el charco de sangre. Explota. Un frances cae muerto enseguida de mi tambien. Sigo corriendo, nada esta pasando, voy a sobrevivir. No quiero sobrevivir. Lo lograre. Tengo que, la patria esta de por medio aunque no reconozco el color de mi uniforme, y no recuerdo cual bandera es cual, ni cual costumbre de quien, pero lo que si se es que quiero sobrevivir. Corro mas rapido, me alejo de las esquinas, al llegar a una me escondo, volteo antes de atravezarla. Nunca entendi la politica. Como si un dia de estos fuera a caer sobre nosotros. Nos aplasta y no tenemos la fuerza para despojarla, empujarla, hacer que se caiga.
     Tu brazo rompe su piel con plomo.
     Grito, es doloroso, como si me mordiera un lobo. Lo golpeo en la cabeza, sangra, me mira a los ojos. No te tengo miedo. Clava sus colmillos mas hondo, vuelvo a gritar. Le doy un balazo y cae muerto. Su piel me cubre del frio. Tenemos que ganar esta guerra. Por la patria. Por ser un pais donde valgo porque soy y no soy porque valgo. Lloro, las lagrimas queman mi piel. El humo de la quemadura era un llanto de una voz que quema dura,  que madura, y la quemadura ardia. Me envolvia en llamas. Traguense su nacionalismo! Traguense su patria! Traguense sus impuestos! Traguense sus rifles que yo solo peleare con mis dientes! Desgarraria a la luna si tuviera la oportunidad, y dejo una marca que la intensifica. Viva Mexico! Viva el peso que no me pagan por morir en su nombre!
     Vivan las reformas y vivan los franceses. No me importan sus operas, no me importan sus pinturas, no me importa su forma de hacer poesia, no me importa su musica, ni su comida. Me importan mis manos. Intento esconderme, pero se que vienen por mi, y los escucho, y ya no huyo, y se que van a matarme, pero los matare a todos primero. Solo mis dientes. 
     Truena el cielo, como un disparo... Corro... Corro hasta llegar a un bosque donde los arboles son cruces y las cruces son negras y el color se quema. Aqui esta una cruz para todos, y tambien para mi. Como un disparo.

Capitulo 5
Eigengrau (Deja de Correr)

     Saca las garras, aplasta la maldad. Las palabras, hazlas armas, palabras blancas. Ladra. Traspasa las trampas. Trabaja hasta plasmar la paz. Trabaja. Tan malas las carcajadas amargas tras la charla tan falsa. Rasga la garganta al aplastar las manadas, tras tantas palabras lacras, tras tantas jaladas. Arranca las masas hasta agrandarlas a la paz tan sana. 
 
     Sus ojos están arrugados, cuelgan, se endurecen, se retuercen por sobrevivir. Su sonrisa se borro hace mil anios, y sus dientes aun le recuerdan sus épocas de batallas. Que viva el héroe! Que viva el intelectual! Pero, y el pueblo? Y la gente? Cual gente? Si aquí lo que importa es el dinero. Muevo la mano e intento tocar el espejo, regresar a lo que estaba. Su piel colgante entre si, como si fuera una balanza desubicada, desorientada, dando vueltas, estirándose. Decadencia. Entonces lo veo. Un gusano en mi piel. Me acerco al reflejo y lo miro, lo agarro y lo aplasto. Quería gritarte, desgarrarte, inhalarte. Siento algo penetrar y quebrar la envoltura, otro gusano... Mi cara se llena de ellos, me arranco la piel, los mato a todos, y me la vuelvo a poner. Entra la criada, que horror! Ella también los tiene!
     No parece notarlo, se me hace extraño, salgo a la calle, todos me saludan, todos se hablan, todos están llenos pero no se dan cuenta. Les digo y me siguen la corriente, pero no me creen. Dicen que es por la edad pero yo se lo que veo, he gobernado suficientemente tiempo para saber que no ha sido una fantasía. 300 anios junto con la misma gente, yo las conozco, no había gusanos antes. Tal ves sea la depresión, la poesía se ha tornado mas oscura últimamente, la música se ha dejado de tocar, algo aquí esta mal. Se los están comiendo por dentro. Decadencia, advertencia, impotencia... Decadencia. Ataca.
     Me he mantenido en el poder durante tantas décadas, y lo seguiré haciendo, seguramente, me siguen llamando innovador, pensador, intelectual, un antiguo general de guerra, ahora un antiguo gobernante de unas tierras profanas y demacradas, pero que importa si no hay pecado, oh, mientras no haya pecado, eso seria casi tan horrendo como ser liberal, espera, yo soy liberal, entonces que se llene de pecado! Pecado para todos! Pecado en las calles! Soy lo que era y lo que no quise ser y lo que he sido, soy la imagen de un pueblo que necesita mas guerra.
     La gente necesita movilizarse, de nuevo al espejo, ya se lo que haremos, la sombra responde, y digo los movilizaremos. No funcionara. Si lo hará, solo necesitan un poco de entretenimiento. Manana incendiamos aquí, y allá, creamos rivalidades, que también ardan, la gente necesita estar hablando de algo, y de la música ya no es, eso ya paso, necesitamos seguir siendo tan jóvenes como los huesos lo permitan, antes de que se hundan en su estado eterno de cenizas.
     La gente se ha olvidado de eso, de polvo fueron creados, y a polvo regresaran, y en el funeral, solo las flamas consumirán sus deseos como debieron haber sido, como la ciudad que se quema en estos momentos, como la gente que me teme y me adora y me ama, que me odia y que sabe que nadie lo haría mejor que yo, la gente que batalla con quien yo diga cuando yo diga y arriesga sus vidas por mi, quien se la roba a la muerte, como las flamas que consumen los deseos.

  Esto es el preludio al genocidio. Esto es el fuego. Esto es la purificación. Esto es la aniquilación.

     Saca las garras, aplasta la maldad. Las palabras, hazlas armas, palabras blancas. Ladra.

Fin.