viernes, 27 de noviembre de 2015

Muy dentro mío existen dos manos que se aferran a mis viejas ideas
están en una gran y oscuro vacío
me aterra cuando se tensan y consigo mi aliento toman
porque de noche alguien me abrazó bajo la nieve
mientras yo desperdiciaba mis palabras
diciendo cosas insensibles en vaho
alguien me abraza bajo la nieve
cuando me canso de tener este tremendo saco
son regalos que yo me hago cuando es tarde
¿Qué es eso que nos hace buscar lo inalcanzable?
Hay un agujero en un terreno baldío
alguien lo hizo para mi saco y cada que se ensucia
me pidieron que lo dejara
alguien me abraza bajo la nieve
no hacia frio, no teníamos frio
y tu cuerpo era un cascaron delgado
y mi cara golpeaba a la tuya haciéndola una desastre
y el frio me había azotado la nariz haciéndola roja
y tu cara se metía dentro de si misma
y tu cascaron se embarraba como grasa en mi pecho
y no quedaban mas que tus piernas en un sin fin de espuma
porque de noche alguien me abrazó bajo la nieve
mientras yo desperdiciaba mis palabras en vaho
hay un agujero en un terreno baldío
de espuma blanca y helada
y ahora hace frio entre el pecho y los brazos
y ahora hace frio en este grande espacio




librerias (flechas [aullidos])

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jueves, 26 de noviembre de 2015

Anna C. (Taciturne Nuit)


Cada que las trompetas anuncian la noche nosotros salimos a tratar de encontrarnos sin tener un plan para lograrlo, antes de salir tomamos los cigarros y el encendedor caro, nos ponemos nuestra ropa más fea y nos aventuramos a los prados citadinos en los que nos ahogamos en olas de luz que nos dejan ligeramente aturdidos al pasar de una banqueta a otra. Estas calles nuestras tienen capas de angustias y policías, lo tenemos muy en cuenta cuando caminamos mirando al reloj de nuestros teléfonos pues nos preocupa estar afuera hasta muy tarde pero en el fondo no nos importa, no, que mejor que nos pasara algo malo para culpar más a la vida y tener una buena historia mañana para que así quizás te abrace la niña bonita de la escuela y poder sentir sus senos presionándose contra tu cuerpo. Por eso pasamos de largo los parques buscando algo nuevo pero al final todo lo que hacemos es brincar avenidas.

Pero una noche fue diferente, una noche miré a las bestias metálicas viajar bajo un puente lo suficientemente alto como para que sus rugidos no me molesten tanto, caminé por los estacionamientos de las plazas buscándoles belleza con sus luces apagadas, pasé por los puestos de comida basura y los personajes arrinconados en grupos en alguna escalera aislada sintiéndose fuertes y mejores pero ellos, como yo, también salen al sonar de la trompeta con su ropa más fea, pero esa noche no formamos parte del mismo escenario, esa noche terminé esperando algo tras la gran cortina roja pero me aburrí y me fui a un bar, uno de esos bares que tienen pinta de ser de mala muerte pero hay seguridad en cada esquina y un puto mezcal cuesta más de 100 pesos, ese tipo de bares que sujetos pretenciosos suelen frecuentar para fingir que viven desdichados pero con zapatos nuevos y carros del año.

Entonces se me ocurrió que, ya que estaba ahí, te seguiría buscando, miré a mi derecha y luego a mi izquierda para después quedarme viendo al vacío frente a mí durante largos minutos. Tú no estabas. Tú no estabas pero era lindo pensar que seguramente te encontrabas en la silla de atrás dándome la espalda como yo te estaba dando la espalda, pensar que para ti también fue una noche diferente pero me seguiste buscando. En ese caso ambos lo logramos, ambos éramos libres, ya no estábamos sujetos a la tortuosa persecución de una fingida simpatía, ya no teníamos que buscar caminos ocultos detrás de los senderos más oscuros, quizás hasta podríamos ir a conseguir a alguien que funcionase como juguete sexual para esos días en los que nos miramos al espejo y nos vemos tan repugnantes y nos odiamos tanto. Nos vemos tan repugnantes y nos odiamos tanto. Nos vemos tan repugnantes y nos odiamos. Nos vemos tan repugnantes y... Nos vemos tan repugnantes. Nos vemos tan... Nos vemos tan... Nos vemos tan... Nos vemos.

Y una vez más, como seguro pasa más de lo que notamos, ambos estábamos ahí y nada porque no nos encontramos y nos vemos, pero quizás nos veremos cuando se apague el último faro.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Todos los años



Desde pequeño deseaba que un bombardero chino destruyera la escuela.
Lo soñaba seguido:
Las bombas caían en montones, haciendo pequeños cráteres en el suelo
explotaban lentamente; todo iba lentamente
usaba sandalias y corría hacia la salida trasera, cercana a los baños
no recuerdo ver cuerpos o algún miembro donde no debería
mas tenia la seguridad que yo fui el único que escapo
Hace dos días eyacule sangre y saber que podría ser cancer me da un alivio tremendo
el bombardero chino de mis sueños proféticos se vino en una servilleta
y no es que desee la muerte
lo que deseo es que todo vaya lento y aun así poder huir
escapar por la salida de atrás
y saber con seguridad que fui único en el intento.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Para La que Ve (dejemos de fingir que nos importa)

La gente siempre sabe llegar
en el momento adecuado,
antes del ultimo sueño,
cuando la memoria falla..
antes del ultimo adios.

Llegan y se van,
mañana amanece de todas formas,
el calor se nos escapa
y tus labios son
bonitos
y mas en la noche
cuando se esta uno cayendo
por las sonrisas que le dan.

El tiempo no descansa
y cuando mueras
todas tus pertenencias
perteneceran a alguien mas,
porque de aqui no te llevas nada
que no sean momentos
de cuando alguien llego
justo antes de que te fueras.

Ni siquiera por esta noche nos conocimos
y ya ni me acuerdo de tu cara
ni tus ojos de vacio
ni tus manos blancas,
sin embargo entre todos instantes
que giran sin parar
y se extienden infinitamente
esta uno
donde nos unimos.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Para La que Escucha (dejemos de fingir que estamos locos)

Es interesante como una persistente memoria de alegría puede tomar matices tan apáticos de un momento a otro, como se retuercen los dos extremos de una historia indiscutiblemente bipolar, como uno es frágil ante el contexto en el que se encuentra.

Me pasó hace poco con una mujer que a duras penas conocí y que a duras penas me conoció, una persona que funcionaba como medicina para el alma al conceptualizarla de maneras tan absolutamente perfectas a través de tantas imágenes que se pegaban a las paredes interiores de mi cabeza como polillas disecadas clavadas con alfileres en pedazos de madera sólo para que un hombre pueda guardarlas como una perversa oda a la belleza. La incertidumbre de este cáncer sin duda tuvo la culpa, el hipotético mañana de alguien a quien también aprecias, el perder para siempre.

Recuerdo hace unos años toda cuestión tenía como respuesta Sí o No, recuerdo la belleza en la simplicidad que eso implicaba, recuerdo cuando una noche en vela era suficiente para ser un martir y recibir palmadas en la espalda, recuerdo también fingir que lo detestaba, recuerdo el falso desprecio a la empatía y el presumir del sabor amargo en mi boca. Así de tonto puede ser un niño, y si bien jactarse como hombre sería un error también lo sería seguir pretendiendo no formar parte de la carnosa masa de injusticia y soledad con esa sensación de resaca que a la vida le gusta tanto. Ya no es una búsqueda por la melancolía, ni por una mujeres que me acompañe en las noches, ni por un momento a solas con alguna persona o una vida entera con otra, no se trata de escribir poemas y ponerlos en libros ni de atrapar mariposas en el jardín y jactarme de que son mías, no es acerca de los latidos de un corazón que busca desvanecerse lentamente en la ausencia porque cree que es lo mejor, porque es su cobarde forma, disfrazada de coraje, de enfrentar los obstáculos que el amanecer tiene para él, no es pretender humildad al decirse a uno mismo que es especial cuando al mundo lo ve con los ojos de un falso santo, no es una historia de amor, ni una historia triste, no hay guerra, no hay anhelo de paz, ni bosques ni cielos ni estrellas y decir que todo eso que esta persona sintió no fue mentira sería mentir.

Al menos ahora sería mentir así como sería mentir que mi argumento para fingir elocuencia sea que la esencia precede a la existencia o que la vida es sobre la cuadruple raíz de su puta madre. Así funciona, dejando al pasado ser pequeñas mentiras que nos definen y justifican en el camino más monótono y atonal de todos, escupiendo deseos a un cielo nocturno, escupiendo deseos infantiles y absurdos que bien sabemos que nunca se cumplirán, y eso es lo que más nos gusta, a un cielo nocturno que ningún significado tiene.

Pero a pesar de todo eso sí quedan deseos, deseos simples que funcionan como solución para cosas simples que atormentan más nuestra vida que el abandono o la tristeza, deseos como pedir perdón a toda mujer que engañé con falsas canciones de amor, deseos de justificarme a través de la ignorancia, deseos de en verdad no ser nadie ni nada para poder caminar anónimo por la calle y así disfrutar esos pequeños placeres como una brisa fresca y húmeda, deseos de no haber cometido errores o al menos haber advertido a los demás de uno mismo o quizás haber prestado un poco más de atención, deseos de no arrepentirse, deseos que cualquier persona desea pero no lo sabe o no lo quiere aceptar.

Deseos de respirar más lento, deseos de haberme dado cuenta o de acabar con esta abrumadora indiferencia.