Miradas
monótonas,
Labios
secos y grises,
Convierten
mi esperanza en un alma triste
Sin
redobles ni trompetas en sus voces,
Los
prados nunca habían sido caminos de concreto
Y
mi musa se convierte en una mujerzuela
Detrás
de cada revolucionario que hay en mi alma.
Los
niños juegan con cajas tan vacías
Que
no ven que enfrente hay arboles,
Arboles
de manzanas rojas
Que
caen lejos destinadas a crecer podridas.
Los
padres no se atreven a ver
Porque
ellos ya perdieron la carrera,
Porque
ya no bailan los viernes
Ni
ven películas los domingos,
Porque
nunca entendieron que los deseos
Complementan
más que las necesidades.
Las
sombras de la senectud
Son
opacadas por cuarzos,
Podrán
tener colegas
Pero
podrían tener hermanos,
“Amigo
hermano” dijeron los Drugos y Alexander
Que,
hombre, no estaban tan errados,
Cantando
en la lluvia también me pongo agresivo
Solo
que ellos golpean y yo escribo.
Y
¿De donde salió tanto literato?
Convertirse
en escritor es tan sencillo
Rimas
por aquí, rimas por allá
Y
bienvenido a la facultad
Pero
está bien
La
ironía es un buen tema para mi próximo poema.
Pero
¿Quién recuerda a Quevedo?
¿Quién
recuerda a Garcilaso?
Hoy
pocos pasan de los cuentos de primaria
Y
el heraldo de la tarde.
Cuando
la gente camina no observa
Porque
cada reflejo para ellos es una obra de arte.
Temo
por el vulgo, temo por mi madre
Porque
no tarda el día en que los fuercen a no tener hambre.
El
sistema mata sueños y mata vacas
Pero
nunca se ha molestado por matar a las ratas.
Por
eso esta noche escribo con la esperanza de que lean
Aunque
no pueda obligarlos a creer en mis versos,
Por
eso esta noche dejaré que mi pasión se derroche
Mientras
le pido a los fármacos un beso de buenas noches.
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