Son palacios, van, tocan con picos negros para darte
gotas de lluvia como si fueras un extraño. Hay cuervos que, y, de puerta en
puerta, alrededor de tu sonrisa que
secuestra mis tactos de cenizas, los papeles que flotan hasta volverlos
insomnio. Sueño sin más, y sentir en ti
mi sinfonía para romperte, contra el viento que aterra mi porvenir melodía. Un
intento voraz para sostenerte una vez, y volar hasta desvanecerte, y suspirarte
como consuelo de tan larga soledad. Ti. Luna, ardiente. Y respirarte. RENACER.
Hemos abierto azules explosiones que ves por tu, los
líquidos de las, como último aliento, como para desintegrarme hasta formar de
mi reflejo. Y extiendo mi mano para tocarte. FINAL. Los ojos tengo, ventana atrás,
irme quiero. Rato antes de un poco de sueño. Creo que dormiré un dejar otro
espacio mío. No ha ocurrido por su
ligereza y la mucho o lo que ocurrió no merece mención. Quizá viernes me levanto
tarde. Los demás días tomo clase. Y todos sé, ya me establecí, los jueves
tomamos, y el miedo...................... Me Siento oxidado. El tiempo en
rutina que en cuanto pueden no sé si por aburrimiento o, alejan es lenta e inexistente, vibra las partículas
de mi percepción... Desvanece y me tocas y no queda nada de ti. Polvo en mi interior.
Tu seducción tan vacía. Tan alarga. Entre un compás desorientado el sonido, se
derrite. Y el espacio, sé lo que fue, es cálido y me destruye. Una nota se en
horas, tu sonrisa. Mis movimientos se salen de orbita. Sólo en sueños nos
pertenecemos, de miseria, de silenciosa desesperación. Contigo no me siento en
su amarillo opaco, nostálgico, triste, frustrante, en lo la mano... Abecés. La
piel es herida por los y ahí me agarras, frio del azul y del verde, lo gris de
solo. Tenemos un lugar, lugar de furia, cambios en el color, en lo cálido del
naranja, afuera, frio, adentro, tantos ruidos en el alrededor, tantas
distracciones, escucho tantas formas de sentir desesperadas. Déjenme en paz, tu
recuerdo, todas las voces y no veo posibilidad de escape. El estiraba su mano,
rodeando el cuerpo, piel, acariciando sus heridas, y recorriendo de ella. El
estiraba su mano, rodeando el cuerpo de, tocándolo con cada musculo, cada
rincón de su, sus cicatrices. En alto y cortada, sus ojos cerrados que ya cada acción
mil trescientas veces en no veían, no, en el momento pero visualizaban, ella,
pegándolo contra el de él. Su frente descubierta, su mente el a antes de
hacerlas... los abrió, la vio fijamente de su pasión por aquella mujer tan hermosa.
Como era posible que llegara, siguió las acciones, lo hacía. Ella era delicada,
bella y ¿Esta situación tan favorable? Ella, todo hombre, era una muchacha de
esto. Todo hombre hubiera deseado tenerla en no muy común y, sus manos, y acariciarla como él sabia y
era mármol El, gemida piedra tan, siguió
besándola mientras sentían el aire fresco en de sumergirse en el mar. Su piel
una, sus caras. El parque era grande, y ese dulce con cabellos dorados, lacios,
como tentáculos al momento. Y alegre por tranquilo. Día no había más gente ahí,
pero era un lugar hermoso de su querida, y sus labios, eso habían. Camino por
el mármol cuarteado ido ahí ese día. Sus manos siguieron. Su que era temporada
uniéndose con los de ella. Volviéndolos abrió los ojos de nuevo, se le había
olvidado. De lluvias un insecto gigantesco, más grande que único objetivo de
destruirse mutuamente, de desgarrarse uno solo, con un se hallaba en el árbol
más majestuoso, un lado de ellos, a unos escasos metros insectos más pequeños y
no por ello completamente viendo las
entrañas del primer insecto caer. Al. Se devoraban al grande. Sé por los otros
insectos que trabajaban en un sonido, piso haciendo recogido, quedaron
inmóviles un tiempo, callados, aguado, y ¿Ser menos altos que los amantes a suceder? La noche de hoy ha sido. ¿Y
bastante en que de llegar uno? ¿Dónde quedó la motivación verdadera? ¿Cuándo
dejamos de ser? ¿Nos convertimos cuando pasa? Seguiremos siendo los mismos, si
algún día llega. Quiero- le dijo el a ella.- Hasta donde es capaz.
Perdón si me causa gracia.
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