Y aun de día eras la misma,
Jugando a tocar un instrumento
Déjame tocarte un momento
Y sabiendo que no me dolía,
Recuerdo que me dejaste hacerlo.
La luz sombría invadía tu cara,
Y me permitía percibir tu melancolía,
Haciendo visible el insomnio del día,
Y con los ojos caídos me miraste
Como evadían mis ojos tu risa,
Y solo te sentían de piel a herida.
Reías con sentido de determinación,
Y yo tocaba tu piel, la melodía,
Tu la guardabas en tu caja de recuerdos
Cerrada o escondida de la expresión,
Y al poco tiempo de tanto recordarte
Ya esta melodía te sabias sin razón.
Ahora las palabras ya no salen de mi boca,
Recordando como la tuya fluía,
Y me decía, que la desesperación la consumía,
Pero fue un momento mágico, aquel,
Y pronto se lleno de ilusión,
Mientras las horas se marcaban a la luz sombría.
Cuando era momento, nos levantamos,
Vimos la luz desaparecer, dorada,
Y tus pies pisaban la alfombra roja, se alejaban,
Vimos la noche estrellada, negra como tus ojos,
Y vimos el humo de la luna llenar nuestra boca,
Sera la ultima vez que lo haga, esfumarse en tus labios.
En eso te di un papel lleno de garabatos
Que dijiste que conservarías, en tu caja de recuerdos,
Y después la esconderías, mientras arrugabas la hoja,
Sabíamos que el baile había terminado, y nada procedía,
Y vimos el humo de la luna llenar nuestra boca,
Sera la ultima vez que yo te vería.
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