domingo, 22 de junio de 2014

Tani Soledad por Desespoir

     Fue en una mañana de junio cuando lo conoci, al joven Tani. Un indio grande, bien formado, se le notaba que era fuerte y era, como ya he dicho, joven, en aquel entonces. Tenia el cabello lacio y hasta la altura de la barbilla, la cual era gruesa. Su vestido blanco cubria lo necesario de su piel morena, brillosa, de esas que son por las quemaduras del sol. Tani vivia solo, pues era huerfano desde que era un niño, y ahora que es todo menos eso, seguia viviendo solo. Se contaban muchas cosas sobre el. Las viejas chismosas rumoraban entre si que era en realidad hijo del mismisimo demonio y una pobre mujer de la cual nadie supo nada. Otras veces se decia que el mismo habia matado a sus padres en un acto de furia. A veces corria la voz de que en realidad nunca tuvo padres, que un dia simplemente se despertaron todos y ahi estaba el, algunos juran que lo habian visto antes viviendo entre los arbustos.
     Los hombres, por su lado, les importaba menos de donde habia venido, que la razon por la cual estaba solo aun, y pues muchos creian que era porque era una bestia sexual, que nada satisfacia, y con lo grande y fuerte que era Tani parecia hasta probable. Decian que se acostaba con las coimas del pueblo, que le gustaba variarla, y por eso no se casaba, que no soportaria estar con una sola mujer. Se decia que le gustaban de a varias en una sola noche. O alomejor se iba a la ciudad con las mesalinas, y si estas no lo satisfacian, las mataba, como habia matado a sus padres, alla en la ciudad, donde a nadie le importaria. Un verdadero diablo era Tani. Las apuñalaba o les hundia la cabeza con una piedra, si se lo llevaba consigo entonces las cortaba en pedazitos con su machete, que todos sabian a ciencia cierta que habia tomado la vida de mas de uno. Si eso no era suficiente, las estrangulaba, con sus fuertes manos sobre sus fragiles cuellos hasta que les dejaba moradas con la cara hinchada de muerte.
     Lo peor era si esos rumores llegaban a las jovencitas del pueblo, quienes aseguraban haberlo visto entrar a una cueva donde se decia que vivia Doña Brota, la bruja de la region. Se aseguraban a si mismas que al ahorcarlas les estaba realmente robando su alma para darsela a Doña Brota, quien cosechaba las almas para su magia negra, o peor aun, como ofrendas para el mismisimo Diablo. Asi es como ha llegado a ser tan vieja, y si sigue asi, de seguro sera inmortal la bruja. Deberiamos de quemarla.
     Un dia yo caminaba cerca de un tunel, por donde pasaba el tren, cuando me tropeze y mi pierna quedo enredada y atrapada por unas trampas que habian puesto para los coyotes y los demas animales que pudieran interrumpir el tren atorandose entre las ruedas. Comence a gritar del dolor y fue cuando llego el. Grande, fuerte, con su cara dura y seria, y sin decir palabra alguna fue a mi pierna y destrozo las trampas, que eran mas madera podrida que piezas metalicas. Me dijo que se llamaba Tani, y me ayudo a cruzar el puente. El trabajaba arreglando las vias y sabia donde estaban todas las trampas.
     Le pregunte porque no iba a el centro del pueblo, minimo por comida, y me dijo que preferia cazar su comida, o pescarla.
     No hay nada que temer, pense, me esta ayudando, parece buen hombre, y vi su mirada. Esperaba encontrarme con su mirada de loco, de poseido, su mirada de demonio. Vi una mirada triste, y nunca me confirmo, pero vi la mirada de alguien que perdio a algun amor en los brazos de la muerte. Entonces comprendi el porque de su soledad. Entonces se paro. Se quedo expectativo, como si buscara algo, como si quisiera econtrar un sonido perdido ya. Tanislao, Tanislao. Se escuchaba a alguien susurrar. Ya habiamos pasado el tunel, y la voz venia de los arboles. Tanislao, ven. Una lagrima mojo su mejilla. Vi ese dia, al hombre mas temido del pueblo llorar. Tanislao. Ahora venia del tunel, ahora sonaba mas real, mas fuerte, mas fisica. Entro al tunel, y regreso, solo, con ojos desesperados. No hay nadie adentro.
     Siempre que lo veia me contaba de la voz del tunel, que la escuchaba siempre. Aveces la escuchaba en su casa. Aveces no la escuchaba, y se preocupaba. Pero en el tunel siempre la escuchaba. Un dia llego al tunel, y no escucho nada.
     Nada.
  Pasaron los dias, y nada. En este tiempo parecia enfermo. Cada dia que pasaba parecia peor, sudaba mucho, hablaba solo, dejo de trabajar, dejo de cazar, tuve yo que llevarle comida, pues era el unico que no le temia, el unico que no estaba seguro que esto era su castigo divino por trabajar para demonios. Pero yo lo conocia, conocia sus verdaderas razones para hacer y no hacer las cosas, conocia como era el. Era bueno. Despues de casi un año el pobre Tani murio, solo, en una cueva cerca del tunel, hecho huesos, murio un hombre quebrado, jurando haber escuchado que le llamaban de ese tunel pero que nunca habia nadie. Yo le creia, yo estaba ahi cuando paso. Murio hecho pedazos, olvidado por todos.
     Nada rompera ya el viento. Nada quemara ya mas que el sol sobre el polvo.


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