El humo de recuerdos se eleva en espirales,
Vacío, y extendiéndose, estirándose a la nada,
Del sol que se expande por tus manos, tu rostro,
Aire que me encierra y envuelve en caricias, perdidas,
Que recordaba cuando la memoria se quemaba...
Respiro, y veo las sombras que se derriten ante mi.
El roce del atardecer, ese tacto elastico que distingues,
Frío, solido, como el ojo de una estatua que se quiebra,
Del tiempo que se evapora, del grito de la estatua,
Silencio vierte después de un eco, con tu nombre,
Entre susurros lo repito, aunque no es el mismo,
Suspiros mueren y respiras el fuego que te consume.
No volteo al horizonte porque se que no estará,
Te vuelves transparente y en la lluvia te encuentro,
Sientas, cuando te sientas vacua, mira hacia abajo,
Sola camina entre sombras, entre vacuidades,
No cierres los ojos, las sombras se derriten ante ti,
Lo siento en las gotas que golpean la tierra al explotar,
Estas entre cuerdas que vibran cuando me duelen.
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