Con la garganta en llamas,
Colmillos de plata
Afilados por un crudo cielo
Me acuerdo de nuestro océano,
Preparo mi boca
Para ser derretida,
Ser crucificada,
Marcado por dos puntos cardinales,
Por mordidas celestiales.
Caín siempre fue mi dios.
Con mis manos llenas,
Colmillos rotos,
Afilados también, desesperados.
Ruego porque no,
Por un mañana impuro,
Tu calor inexplorado,
Cuello de polvo cósmico.
Pido un descanso,
Besos entre cada mordida,
A ti nunca se te acercó
Una lágrima interrogativa,
Puta de cada día.
Todos los santos ya murieron,
Mis ojos están listos,
Sueños que nunca llegaban
Se materializan hoy en día,
Llaman a una puerta muerta,
Ana, la siempre desconocida.
Nunca fue lo que será,
Rojo, siempre rojo.
Subo por todos tus vientres,
Poemas igual a gemidos,
Cuando la melancolía muere
Se comienza a enrojecer,
Me preocupa tu boca
De mil leguas,
La misma garganta explota,
Gana el primero que grite.
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