Siempre te encuentro detrás de los edificios
En aquellas mesas viejas y sucias
Rehumedeciendo tus grises y pequeños labios
Endulzados con dipolos
Mientras me acerco más a ellos
O los delineo una y otra vez con mi pulgar
Sintiendo cada grieta, soñando que es un río,
Algo, quizás, en lo que podría perderme
Largos espacios vacios de mi vida
Girando entorno a la nube más nómada
O a la molécula más inestable.
Morderlos sería preciso,
Adormecerlos de dolor un poco
Simplificando su naturaleza
Neutralizando sus comunes colores con el rosa.
Oirte gritar y con el grito enjoyar la ciudad,
Sosteniéndome a las superficies que te pertenecen,
Oblicuas,
Longevas,
Omnipresentes,
Constantes...
Ascas seremos
Sometidas a la intrínseca repulsión de la idea
Conscientes de lo que queremos ser
Aceptando la realidad del pecado que implica.
Riendo
Oníricamente
Negligentes,
Entrometidos,
Sin intenciones de parar.
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