Funcionamos a base de perseguir fantasmas,
Una naturaleza característica de los mediocres
Esperando a sorprenderse cada mañana por la misma luz
Mintiéndole una y otra vez a las mismas sombras
Impacientes por abrir nuestros ojos en la oscuridad
Causando una desgracia constante de ya hace rato
Unificada por los ojos llorosos,
Los besos quemados
Pausando entre cada minuto
Afirmando su fatal estirpe,
Tramando actos pecaminosos en cada esquina,
Esperando, siempre esperando.
Desde entonces las cosas no han cambiado mucho,
Encontramos vidas disfrazadas en los mismos parques,
Juramos una eternidad a cada alma enrojecida como la nuestra,
Éxito aseguramos cuando estas llegan a nuestras manos
Moldeando así el campo de lo tangible
O demostrando una vez más la realidad angosta
Reducida y cada vez más reducida
Intentado desmentirse, expandirse a ella misma,
Riéndose también por sus propias tonterías.
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