sábado, 15 de junio de 2013

Apocalipsis 15:6 por Áncora

Es al momento que lo descubres cuando comienzas a acabarte, tus pulmones colapsan, tus músculos se retuercen, tu sangre hierve pero tu piel es fría. Sí, tu piel es fría en el crepúsculo, tu piel no existe y por ende el crepúsculo es sepultado a la mitad de la carretera y justo en ese momento, cuando sabes que el crepúsculo está enterrado en la fosa más profunda que pudiste cavar, comienzas a desear que en verdad existiera un dios vagando por ahí cual navío perdido en el azul, desearías pensar que ahora a el le toca vivir ese crepúsculo eternamente y lo guardará en un cofre justo al lado de su corazón, desearías al menos poder culparlo.

Aquel que no lo sepa envejece al un paso del tiempo tan lento que resulta instantáneo y comienzas a guardar uno que otro momento de alegría en una polaroid carcomida. Pasaría el tiempo y gradualmente te darías cuenta de que la justicia es un término ciertamente utópico así como la libertad un término malinterpretado. Entonces comienzas a guardar estas fantasías humanas en viejas cámaras y químicos que te hacen sonreír por unas horas y parece ser que unas horas son más que suficientes para preferir vivir inmóvil que poner un pie frente al otro constantemente para llegar a la guillotina.

-Les voy a ser honesto, si la vida fuera justa no tendría que vivirse en lo absoluto.

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