Me
convierto en el plasma, en el fuego,
Enamoré
al frío con calidez errante,
De
pirata a soldado no hay mucha diferencia,
Una
puta es mi fiel compañera,
Chica
de agua que entre mis dedos me canta,
Que
materializa mis ojos,
Fue
aquella noche en que la perdí
Violada
por un martirio ajeno
Y
satanizada por los arboles de cristal.
También
yo me perdí
De
boca en boca, de cama en cama,
Una
poesía, un cuento, un drama
Que
le repugna lo tangible,
Será
entonces cuando mueras
Asesinada
por una punzocortante melancolía.
Perdón
si ya no escribo cosas lindas,
Querida
es la tempestad en la brisa,
Pero
me cautiva la agonía,
Al
gritar entonamos melodías
Menos
garbosas, más esenciales,
Ellas
no me abandonan,
No
me quieren ver muerto,
Son
fieles a mi crepúsculo interno,
Reales,
también, como los marrones del invierno.
Te
lo digo porque no lo creo,
Amo
ese mirar, amo ese deseo.
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